UNO DE LOS DÍAS SAGRADO DE LOS JUDÍOS
La palabra “Shabbat” significa “reposo o descanso”. Su origen data desde el principio de la creación. Dios, después de crear todo, descansó el séptimo día, aunque para el hombre fue su primer día (Génesis 2:2-3).
Según la Biblia, el sábado es el séptimo y último día de la semana. De hecho es el único día mencionado por un nombre.
El resto son nombrados por su orden en la semana: el domingo es el primer día, el lunes es el segundo, y así sucesivamente.
El Talmud, en el tratado «Shabat», capítulo 7, mishná 2, trae una lista de las 39 categorías de actividades prohibidas en sabbat.
Éstas fueron establecidas poco tiempo antes de la aparición del cristianismo (periodo que los cristianos llaman intertestamentario). Tabernáculo, conocidos como avot melajá.
De estas categorías principales (avot) se derivan otras actividades similares (toldot), por ejemplo, dentro de la categoría de hornear se derivan prohibiciones de cocinar, freír, etc.
Aunque la interpretación de estas prescripciones ha sido frecuente motivo de disputa, en términos generales se prohíbe trabajar, tocar dinero, hacer fuego, cocinar o curar una herida.
El sábado es, con la circuncisión, la práctica más sagrada. Era el día dedicado a Dios y al descanso. No se podía trabajar, ni llevar encima más de medio kilo de peso y sólo se podía caminar alrededor de un kilómetro.
El Sabbat es una celebración muy familiar y todos los miembros suelen reunirse para conmemorar este día. Su dimensión sagrada hace que el Sabbat deba entenderse como una jornada especial, de unión familiar y de respeto hacia el Creador. Por este motivo, es un día en el que es habitual leer la Torá y sus mandamientos.
Para el pueblo judío el día comienza y acaba al atardecer.
El Sabbath empieza en la puesta del sol del viernes y finaliza al anochecer del sábado.
Por la mañana del Sabbath se acude a la sinagoga para leer la parashah, la parte de la Torá asignada a esa semana, así como de un pasaje complementario de los textos proféticos.