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viernes, 14 de octubre de 2011
EL HIJO PRODIGO
DE REGRESO HACIA EL PADRE
Rembrandt
Murillo
Comienza la parábola narrando que un padre tenía dos hijos que viviendo en la casa del padre, todo lo tenían. El ambiente de familia y la dicha del padre al tener a sus hijos con él, se tornan de tristeza cuando uno de sus hijos, toma la decisión de no vivir más con su padre. ¿Cual pudo haber sido el sentimiento de aquel padre que todos sus bienes, su casa, su ser estaba todo al servicio de lo que él más ama, sus hijos y de repente, uno decide continuar su vida, si es que se puede llamar vida, sin su padre?. Y porque el amor no amarra, el padre cede a la pretensión del hijo menor y entregándole su herencia, le permite partir. Un dolor desgarrador se inicia en el corazón de aquel padre que le acompañará a lo largo de su eterna espera.
Bartolomé Esteban Murillo, (1617–1682): El hijo pródigo abandonado, 1660.
Esta decisión del hijo de separarse de su padre, de abandonar la voluntad del padre, es el inicio de su desgracia. Entró en la vida del mundo, dedicado a darle gusto a todo lo que el deseo mundano de su corazón le pedía.
------Edward John Poynter: El regreso del hijo pródigo.
Cuando se agotó su reserva, pudo haber vuelto donde su Padre, pero la soberbia se lo impidió. Prefirió someterse a otros, que regresar donde su Padre y pedir perdón y reconocer su error.
---------Lionello Spada: La vuelta del hijo pródigo.
Comenzó un largo proceso para estrangular su soberbia: sufrimiento, hambre, reflexión. Llegó por fin el día en que vio la necedad de su soberbia, y renacido en humildad y sabiduría se alzó y dijo: “iré donde mi Padre” y le diré he pecado contra el cielo y contra ti. No podré decirle que le amo, no me creería, pero si me dejas en tu casa como un empleado, la vida lo demostrará.
-----Pompeo Batoni, (1708–1787): El regreso del hijo pródigo, 1773.
Este hijo, desecho y amargado por el peso de su pecado, decide volver a su casa. No puede ver en nada ni en nadie, la felicidad que sólo encuentra en su padre. Desde muy lejos ve su Padre, más viejo y más delgado, por el dolor, pero sigue emanando bondad. Y al ver el deterioro que había causado a su padre, se detiene y atemorizado se pregunta: ¿Cómo es posible que tanto dolor le haya causado a mi padre?
-------Guercino (Giovanni Francesco Barbieri): Regreso del hijo pródigo, 1655.
Pero el padre, que todos los días se asomaba con la esperanza del regreso de su hijo, volviendo la mirada, lo vio... ¡Ah, fue corriendo a su encuentro, pues todavía estaba lejos; se llegó a él, le echó los brazos al cuello, lo besó! El padre fue el único que lo reconoció, que vio en ese mendigo abatido a su hijo, y fue el único que tuvo hacia él un movimiento de amor. El hijo, abarcado por esos brazos, con la cabeza apoyada en el hombro paterno, susurró sollozando: "Padre, deja que me postre a tus pies". "¡No, hijo mío, a mis pies no; reclina tu cabeza en este pecho mío que tanto ha sufrido por tu ausencia y necesita revivir sintiendo tu calor!".
---------Jan Steen, (1626-1679): El regreso del hijo pródigo, 1670.
El hijo, llorando más fuerte, dijo: "¡Padre mío, he pecado contra el Cielo y contra ti, ya no soy digno de que me llames hijo; permíteme vivir con tus siervos, pero bajo tu techo; que pueda verte y servirte y mi corazón, bastante corrompido, se reformará!".
--------Michel Martin Drolling: El hijo pródigo, 1806. Pero el padre envuelto en la más plena felicidad, ni le escucha, y con el más grande deseo de recuperar la imagen dañada de su hijo, manda a llamar a sus criados y les pide agua para lavarlo de la corrupción de su pecado, una túnica nueva que le devuelva la dignidad perdida, un anillo para sellar la filiación definitiva, unas sandalias para encaminarlo de nuevo hacia el paraíso que le fue quitado, y ordenó una gran fiesta como signo del banquete celestial al cual desde ahora tiene derecho en participar, no como siervo, sino como hijo.
--------Pietro Faccini, (1575 - 1602): El hijo pródigo. Y continúa el Padre diciendo: Quiero que encuentre de nuevo su sencillo amor de cuando era niño; Debe comprender que sigue siendo para mí el amado hijo último en nacer, como era en su ya lejana infancia, cuando caminaba a mi lado alegrándome con su sonrisa y con sus balbuceos.
El padre ha mandado matar el ternero cebado porque ha recuperado a su hijo, y sano, curado de su grave mal de su voluntad. El hombre que mientras viva en la tierra, su alma y su voluntad están unidas con Dios en el cielo, no podrá desear y querer cosa más grande que sumergirse en la vida de la voluntad del Padre.
------El hijo pródigo (1885), Pintura sobre lienzo, por Hans Thoma El regreso de este hijo a la casa del padre, es el prototipo de las almas, que queriendo vivir en la Divina Voluntad, regresan al grado y al fin para la cual han sido creadas: perfecta intimidad con el Padre, en donde si se piensa se piensa con la sabiduría del Padre, si se habla, se habla el lenguaje del Padre, si se obra se obra en y con el Padre, y así toda la vida se desarrolla en y para el Padre.
Fuente
http://co.ivoox.com/es/s_p2_268391_1.html
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