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viernes, 28 de noviembre de 2014

ORIGEN DEL ADVIENTO

ADVIENTO

 El Adviento es tiempo de espera para el nacimiento de Dios en el mundo.
Es recordar a Cristo que nació en Belén y que vendrá nuevamente como Rey al final de los tiempos.

 Es un tiempo de cambio y de oración para comprometernos con Cristo y esperarlo con alegría.

 Es preparar el camino hacia la Navidad.
 Este tiempo litúrgico consta de las cuatro semanas que preceden al 25 de diciembre, abarcando los cuatro domingos de Adviento.

ORIGEN DEL ADVIENTO

El origen y significado del Adviento es un tanto oscuro; en cualquier caso, el término adventus era ya conocido en la literatura cristiana de los primeros siglos de la vida de la Iglesia, y probablemente se acuñó a partir de su uso en la lengua latina clásica.



 La traducción latina Vulgata de la Sagrada Escritura (durante el siglo IV) designó con el término adventus la venida del Hijo de Dios al mundo, en su doble dimensión de advenimiento en la carne –encarnación- y advenimiento glorioso –parusía-.

  Sobre el origen del adviento es preciso remontarse al siglo IV. "El Concilio de Zaragoza (año 380) habla de un tiempo preparatorio a la navidad, que comprende desde el 17 de diciembre, es decir, ocho días antes de la gran fiesta del nacimiento de Jesús, y obliga a los cristianos a asistir todos los días a las reuniones eclesiales hasta en día 6 de enero.


 En Francia, San Gregorio de Tours, menciona un período de ayuno a celebrar a partir del 11 de diciembre, lo que confirió al adviento un carácter marcadamente penitencial... Nos consta en la Iglesia de Roma en el siglo IV una gran celebración de la fiesta de la navidad... Progresivamente, según se va enriqueciendo de contenido teológico el memorial de la , así se va diseñando el adviento como una auténtica liturgia 

 San León magno, Obispo de Roma en el siglo V, piensa el misterio de la navidad como una preparación para la pascua: el pesebre es premonición de la cruz y la llegada del Mesías asumiendo la humanidad es evocación de la segunda venida del Señor, revestido de poder y gloria. 


 De ahí que, con el paso del tiempo, el adviento en Roma revistiera esa doble perspectiva y que se mantiene hasta el día de hoy: 
-celebración dirigida a la Parusía del Señor, coronación definitiva de su obra, que ha de venir.

 - celebración de un tiempo de esperanza gozosa, que culmina en el misterio pascual, realizado por la muerte y resurrección del Señor.

 Así, pues, adviento que en cuanto vocablo pagano no significa más que venida o llegada, o aniversario de una venida, asume un nuevo valor semántico: el de espera y el de preparación".

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