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domingo, 21 de diciembre de 2014

ESMALTES

Arqueta relicario de plata de San Isidoro




Arqueta-relicario de madera forrada con chapas de plata de estilo románico, realizada a mediados del siglo XI, que contuvo hasta el siglo XIX las reliquias de San Isidoro de Sevilla. Se encuentra depositada en el museo de la basílica de San Isidoro de León.

La arqueta de San Isidoro, una joya de orfebrería que se usaba como relicario, refulge con sus láminas de plata repujada.
Esta arqueta estaba colocada dentro de otra arca de madera recubierta de oro, esmaltes y pedrería, que fue completamente despojada de dichos materiales preciosos por las tropas francesas en 1808, durante la Guerra de la Independencia. Por ello, desde mediados del siglo XIX las reliquias de San Isidoro de Sevilla se encuentran depositadas en una urna de plata realizada en 1847 por el orfebre Manuel Rebollo, que está colocada en el altar mayor de la basílica de San Isidoro de León.


El eclesiástico e historiador Antonio Viñayo González, que fue abad de la basílica de San Isidoro de León, señaló que la arqueta de San Isidoro ha sido citada como


El aspecto más significativo de la arqueta, desde el punto de vista artístico es el volumen tan acusado con el que aparecen representados los personajes cincelados en el arca y, especialmente, el considerable tamaño de las cabezas de los personajes. Por esta razón, las cabezas de algunos personajes fueron realizadas en piezas de metal diferentes y rellenadas con cera a fin de proporcionarles mayor solidez y, a continuación, fijadas con clavillos de metal en el lugar correspondiente.


 La tapa de la arqueta fue dañada por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia Española. En la tapa aparecen representados actualmente cinco personajes separados por franjas con adornos florales y la imagen central representa a un rey, probablemente Fernando I de León, revestido con manto y corona.2​


La forma de la tapa era posiblemente troncopiramidal, pero en 1808 desaparecieron cinco figuras que aún permanecían en el siglo XVIII y que tal vez representarían a la reina Sancha de León y sus acompañantes.2​


En los laterales de la arqueta aparecen representados seis pasajes del libro del Génesis, aunque en un panel independiente aparece un individuo con barba que, debido a su indumentaria y aspecto se asemeja a modelos de época carolingia. Aunque en la actualidad están incompletas, las escenas del Génesis que aparecen representadas con su correspondiente texto explicativo y ordenadas correctamente serían las siguientes:3​


Creación de Adán. HIC FORMA/T(UR) ADA(M) ET INSPI/RAT(TUR) A D(E)O

 Creación de Eva. Desaparecida en la actualidad. D(OMI)N(US) EDIFICAT COSTA(M) AD(A)E IN MULIERE(M)

Conducción de los animales por Dios ante Adán. Desaparecida en la actualidad. ADDUXIT DOMINUS AD ADAM OMNEM CREATURAM

 Comisión del pecado. Cambiada de lugar. DE LIGNO DAT MULIER VIRO

Dios amonesta a Adán y Eva. Dios Padre, que aparece representado como Cristo, viste a Adán y le expulsa del Paraíso. DIXIT/ D(EU)S/ ADA(M)/ UBI/ ES


 Arqueta de los marfiles (San Juan Bautista y San Pelayo)



El arca de los marfiles de San Juan y San Pelayo, en la sala del Tesoro.





Es la pieza más antigua que se conserva obtenida del taller de marfiles de León.

Fue un encargo de los reyes leoneses Fernando I y Sancha,1​ que entregarían como obsequio a la Colegiata de San Isidoro de León, para guardar dentro la mandíbula de San Juan Bautista (una de tantas repartidas por el mundo cristiano) y el cuerpo del niño mártir Pelayo.

 El arca llegó intacta hasta el siglo XIX en que las tropas napoleónicas desprendieron y robaron las partes de orfebrería, que en definitiva era lo de más valor material. Actualmente se guarda en el museo de esta colegiata.



La obra data de 1059. Es una caja rectangular de madera cuya tapa es una cubierta a cuatro aguas con la parte superior plana. Tiene la misma forma que las arquetas de marfil de los talleres de Cuenca. Mide 47 cm de largo por 26 de ancho. Está cubierta por 24 placas de marfil (la parte artística no desaparecida) distribuidas por los costados y por la tapa.



En los costados se reparten los 12 Apóstoles cuyas figuras se representan de pie, bajo arcos de herradura y de medio punto que se apoyan en columnas cuyos capiteles son de tema vegetal muy estilizado. Los personajes están de frente pero sus cabezas y sus manos adoptan distintas posiciones, dando así la impresión de movimiento. Sus vestiduras están perfectamente labradas con los pliegues bien dispuestos.



Sobre la parte llana de la cubierta, en el centro, hay otra placa representando la escena apocalíptica del Cordero, con tres patas sobre el libro de los siete sellosnota 1​ y la cuarta sujetando una cruz patada de tradición visigoda. A su alrededor y en cada ángulo están representados los símbolos del Tetramorfos. Los cuatro símbolos son seres alados. Estas alas están cinceladas con líneas paralelas en lugar de escamas, siendo las escamas una fórmula utilizada en el arte occidental europeo.



En los extremos de la tapa las placas tienen forma de triángulo en los que se representa la simbología de los cuatro ríos del Paraíso. Los personajes simbólicos van vestidos con clámide y en su mano llevan un cántaro por el que se derrama el agua. En las restantes placas están representados ángeles y arcángeles, todos con sus alas dibujadas como en el Tetramorfos.


Arqueta de las Bienaventuranzas

es una obra románica del siglo XI elaborada con placas de marfil, que fue un regalo que los reyes leoneses Fernando I y su esposa doña Sancha hicieron a la Colegiata de San Isidoro de León en el año 1063.
ArquetaDeLasBienaventuranzas.jpg


 Fue elaborada en el taller de eboraria localizado en la ciudad de León muy cercano a dicha colegiata, ligado a la realeza, que tuvo gran demanda y fama sobre todo durante el siglo XI. Se cree que sería destinada a relicario como el Arca de los Marfiles. Las placas de marfil se encuentran custodiadas en el Museo Arqueológico Nacional (España).

Además del Arca de los Marfiles, los reyes leoneses donaron años después una serie de arquetas revestidas de oro y marfil, destinadas seguramente a relicarios. De una de estas arquetas han llegado hasta nuestros días siete placas de marfil. Del resto no ha subsistido nada. Con dichas placas y con otros restos de marfiles árabes, se llegó a construir una arqueta heterogénea que podría dar una idea de lo que fue la auténtica.
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La obra de eboraria data del año 1063. Los relieves de marfil representan los doctores, que en forma de figura masculina aparecen dialogando o escuchando a un ángel bajo arcos de medio punto en los que se ve inscrito el comienzo de cada bienaventuranza, como se ve en estos ejemplos: Beati pauperes spiritu Beati mites Beati qui lugent


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Los ojos de los personajes están hechos de azabache, según costumbre de la escuela de marfiles de León. Los personajes tienen movimiento, dando la impresión de una verdadera conversación. Están situados delante de un decorado arquitectónico en el que aparecen torres y cimborrios, y tejados que pueden ser de madera. Aun dentro de la uniformidad, cada placa es independiente sin que se repita en ellas ni los gestos ni las actitudes.

Los ángeles mensajeros que tratan de explicar las bienaventuranzas, adoptan posturas y ademanes diferentes, en consonancia con el gesto que demuestran los doctores, sus interlocutores. Así el que promete la bienaventuranza de los limpios de corazón, señala el cielo y lleva el cuerno para ungir con los santos oleos; el que promete la bienaventuranza de los misericordiosos, encuentra a su interlocutor casi totalmente convencido, mientras que el que insiste sobre la bienaventuranza de los pobres de espíritu se ve enfrentado a un personaje escéptico y el que predica la bienaventuranza de los pacíficos no convence al que le escucha, lo mismo que le sucede al ángel que habla sobre los que sufren persecución por la justicia, cuyo interlocutor le escucha atónito sin que al parecer crea en sus palabras

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