CAMPANARIOS
En el siglo VIII se empiezan a construir pequeñas torres en las iglesias para colgar en ellas una o dos campanas. Este es el origen de los campanarios. La función principal de las torres es la de dar cobijo a las campanas.
En el “Liber Pontificalis” se narra que el Papa Esteban II (752-757) erige un campanario con tres campanas en la basílica de San Pedro de Roma.
Con el paso de los siglos las campanas van ganando en tamaño y en calidad de construcción, hasta llegar a dimensiones colosales a partir del siglo XVI.
El término campanario proviene de la palabra italiana campanile y se refiere principalmente a la torre o estructura que puede estar exenta o adosada a un templo cristiano. Una iglesia puede tener más de un campanario y, a su vez, cada campanario puede contar con una o más campanas.
Aunque como hemos comentado la palabra campanario proviene de la italiana campanile, en España y en otros países se denomina campanile a un tipo concreto de campanario difícil de encontrar fuera de Italia.
Nos referimos al que se encuentra como una torre aislada y bastante separada de la iglesia.
Existen ejemplos muy conocidos como el campanile de la plaza de San Marcos de Venecia, el campanile de Giotto de Florencia
o la celebérrima torre inclinada de Pisa.
En el resto de Europa se abogó más por el tipo de torre nolare, campanario incorporado a la iglesia y que podía colocarse en diferentes partes de la planta del edificio: sobre la nave principal del templo, tanto por encima del centro del transepto (torre de crucero) o en el atrio de la iglesia.
En este último caso, se solía añadir más de una torre al edificio religioso. Un caso muy particular es el denominado coro-armónico, dos torres que encierran el ábside mayor de la iglesia.
Otra variante de los campanarios son los campanile a vela que en España llamamos espadaña
La espadaña es una estructura de fábrica por encima de la cubierta de la iglesia, con remates, que es atravesada por unas aberturas en las cuales se alojan las campanas.
Es típica de edificaciones religiosas de modestas dimensiones que pretenden evitar la ostentación.
Las espadañas son un signo característico, entre otras, de las iglesias franciscanas. Las campanas son de menos tamaño y, dado que no tienen caja de resonancia como los campanarios, su sonido no llega a una gran distancia.
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