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sábado, 2 de mayo de 2015

LAS CAMPANAS Y EL TOQUE DE CAMPANAS


LAS CAMPANAS

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 Hay constancia de que, al menos desde el siglo V, los cristianos adoptaron el uso de campanas para dar aviso de las reuniones de los fieles.
 Lo que hoy conocemos con el término de “campana” no siempre se ha denominado así, de hecho ha tenido gran cantidad de nombres dependiendo de pequeños matices en su uso o su forma: signum, docca, nola, etc.
 Es a partir del siglo VI cuando todos estos nombres se van unificando hasta confluir en el que conocemos hoy: campana.


El nombre de campana deriva de una región del sur de Italia conocida como Campania. Allí el obispo San Paulino (354 dC-431 dC) introdujo en el Culto Divino el uso de campanas y, por tanto, fue adquiriendo esta denominación.

Los restos arqueológicos más antiguos de campanas cristianas los encontramos en las que portaban los santos misioneros irlandeses, que con el paso del tiempo han llegado a convertirse en reliquias.

 La más famosa de todas es la de San Patricio (377 d.C-461 d.C), conocida como la “campana del testamento” (Clog an Edachta),

Clog an Edachta de San Patricio.

 pues fue sacada en el año 552 de la tumba del mismo San Patricio donde permanecía reposando sobre su pecho. Realmente su forma es más parecida a lo que conocemos actualmente por cencerro.

 Además de las grandes campanas de los campanarios, en la Iglesia Católica se utilizan unas pequeñas campanas de mano, llamadas sanctus o campanas de misa, que son tocadas durante la Santa Misa cuando el sacerdote eleva en alto primero la hostia y luego el cáliz inmediatamente después de decir las palabras de consagración sobre ellos



 Este sonido de campanas indica a la asamblea de fieles el momento en el que el pan y el vino se transforman en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo.


Consagración

El material por excelencia para la elaboración de las campanas es el bronce. En menor medida, en algunas etapas de la historia, se han realizado en hierro.



 El proceso de fabricación de las campanas prácticamente no ha variado durante los últimos cuatro siglos. La razón se encuentra en que la mayoría de los avances técnicos que se han producido en el campo de la fundición de metales, fundamentalmente durante el siglo XX, han sido de escasa aplicación en este ámbito.







TOQUES DE CAMPANAS

Distintos toques de campana Con el paso de los años han desaparecido la gran mayoría de toques que conocieron nuestros abuelos, y que distinguían perfectamente.


 Los sacristanes eran los encargados de realizar los distintos toques que conocían al dedillo. Cuando en nuestros pueblos, aún no existían los consistorios o ayuntamientos, como tales lugares de reunión, los vecinos eran convocados a las reuniones de concejo “a son de campana tañida” congregándose en el pórtico de la iglesia.

 Existía la creencia de que cuando había tormentas, el toque repetido de las campanas alejarían las nubes de piedra tan temidas en los campos, al igual que evitar el hielo para salvar las cosechas, por eso la dedicación de una de las campanas a Santa Bárbara.

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 “Toque de arrebato”: este toque se hacía cuando había alguna catástrofe, un incendio, etc. Se tocaban varias campanas a la vez y de forma rápida para que acudieran los vecinos en ayuda o a socorrer o sofocar algún incendio.

 “Toque de fiesta”: Los días de fiesta grande se tocaban las campanas ““a vuelo”, que consistía en voltear las campanas, cosa que realizaban los mozos más arriesgados



El volteo se dejó de hacer, entre otras cosas por el peligro que entrañaba y que alguna vez terminó trágicamente:
A mediados del siglo XIX, un joven de Vallelado que se encontraba en la torre volteando las campanas sufrió un desgraciado accidente y la campana le sacó de la torre cayendo en el medio de la plaza.
"Toque alarma"



 “Toque de difuntos”, también conocido como “Clamor” que avisaba del fallecimiento de algún vecino. Era un toque lento, en el que participaban dos campanas distintas y que todavía hoy sobrecoge cuando suena.
Al final del mismo nos daba la clave: si el finado era hombre se daban dos toques separados, y tres si la fallecida era una mujer.

 Mientras el cadáver era conducido al cementerio las campanas tocaban a duelo, durante todo el recorrido. La cofradía de la Cruz de Vallelado, cuando había un difunto, encargaba que durante la noche, una persona recorriera las calles del pueblo con una campanilla o esquila tocando y avisando a los vecinos del fallecimiento. Ni que decir tiene que a altas horas de la madrugada, el tintineo ponía los pelos de punta, sobre todo a los más pequeños de la casa. Ya hace muchos años que dejó de hacerse. Ahora la cofradía toca esta esquila durante la “procesión de la carrera”, que se celebra en la Semana Santa.

 “Toque de gloria”. Así se llamaba cuando fallecía algún niño. Se tocaba con la campana pequeña o esquilín, y en algunos sitios era conocido como “toque de tilinduna”



 En alguna iglesia todavía tienen la antigua costumbre de dar dos o tres toques de campana, en el momento de la consagración en la misa mayor.

 Avisaban a las gentes que no habían podido acudir a la celebración, para que hicieran la señal de la cruz

COSAS CURIOSAS


El oficio de campanero,

Era en la mayoría de los casos itinerante, es decir que los campaneros acudían a fundir las campanas a los lugares que así lo demandaban.
Con sus aperos y demás herramientas estos artesanos se instalaban, en las cercanías de la iglesia para la cual iban a trabajar hasta que terminaban su trabajo. El proceso de fabricación era laborioso y requería de gran conocimiento y maestría, la cual habían heredado de sus padres y abuelos.
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 En el mismo lugar, como hemos dicho, cercano a la iglesia, hacían el horno y allí con metal nuevo, o refundiendo viejas y rotas campanas, fabricaban las nuevas. A veces si el metal no era suficiente para la nueva campana, los vecinos donaban a la iglesia viejos almireces, lámparas, candelabros y todo aquello que sirviera para dicho fin.

 En la nueva campana el maestro fundidor solía grabar su nombre, así como la fecha de fabricación, el nombre del benefactor que había corrido con los gastos de la fundición, cosa bastante frecuente, y como no también figuraba el nombre dado a la nueva campana.


 Era habitual decorar la campana con diversos motivos como lagartos, que todavía podemos ver en alguna vieja campana, así como alguna frase o inscripción famosa y que era conocida por todos los vecinos.
La campana mayor de la antigua iglesia de Vallelado llevaba grabada esta frase: “María campana me llamo, cien arrobas peso si no me quieres creer cógeme a peso”. Como se puede ver, el peso de algunas campanas era considerable, pues 100 arrobas equivalen a unos 1.150 kg.


Campanas de la Catedral de Santiago



Entre sus 56 campañas se incluye un ataque contra la ciudad de Santiago, que fue arrasada y los prisioneros cristianos obligados a cargar con las campanas del templo para ser usadas como lámparas en una nueva ampliación de la Mezquita de Córdoba ,997.



También entre el mito y la realidad se dice que las campanas regresaron de forma idéntica a Santiago, dos siglos y medio después, está vez a manos de prisioneros musulmanes capturados por Fernando III «El Santo».



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