27 AÑOS DANDO CLASES DE RELIGIÓN

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jueves, 3 de diciembre de 2015

LUGARES DE RECONCILIACIÓN EN LOS TEMPLOS

CONFESIONARIOS



 Un pequeño habitáculo aislado usado para el sacramento de la reconciliación en la Iglesia Católica. En él, el sacerdote escucha las confesiones de los cristianos que se acercan a la iglesia.

 Generalmente se construye de madera.

Confessional door open.jpg
Su primera aparición fue en el Concilio de Trento, convocado por el papa Pablo III y que transcurrió entre los años 1542 y 1562.

Se le colocó una rejilla para evitar que el confesor y los penitentes intimaran demasiado.

En el Concilio Vaticano II se renovó el mueble.


St Peters Basilica Confessional.jpg

Confesionario de San Pedro del Vaticano


Latin Patriarch of Jerusalem2919.JPG


En los confesionarios se administra el sacramento de la Reconciliación, sacramento del perdón misericordioso del Señor.

Resultado de imagen de confesionarios antiguos


 En el templo, el confesionario es el lugar especial destinado al encuentro con Dios Amor que derrama generosamente su misericordia y reconciliación.

Resultado de imagen de confesionarios antiguos
 En muchas iglesia los confesionarios permite la celebración de este sacramento con total discreción, ya sea de manera anónima a través de rejillas o de manera directa por su parte delantera.


Confesionarios de la ctedral de la Almudena


Hoy día algunos párrocos colocan en sus iglesias confesionarios modernos.

Resultado de imagen de confesionarios antiguos
 Esos confesionarios de ahora que son como un cajón grande con dos sillas, no dan impresión de sacralidad. Además, aunque suelen tener una rejilla, ésta es corredera, y suele estar abierta.


Los confesionarios  góticos  son de gran valor. Pero góticos o no, lo bueno de los antiguos es que son un ornato para el templo, tienen rejilla no corredera, se ve claramente si el sacerdote está dentro y si alguien se está confesando.




El confesionario de toda la vida es una perfecta sede para el sacramento, respira dignidad y permite al penitente confesarse sin que se le vea si así lo desea.





Del rito de la confesión descrito en los antiguos Ordines penitenciales, tanto anteriores como posteriores al siglo XI, se deduce que el sacerdote administraba la penitencia privada en casa, estando sentado sobre cualquier asiento, abierto, movible, mientras el penitente, sentado también ante él, después de la acusación de las faltas, se ponía de rodillas para recibir la absolución.

El gesto mismo, siempre usado, de imponerle las manos sobre la cabeza, deja comprender que entre el confesor y el penitente había un contacto directo. Así están representados en las figuras medievales.

Imagen relacionada

Después del siglo XI en muchas fórmulas del Confiteor recitado por el penitente se encuentra la frase: “ Confiteor…coram hoc altari sancto”(Yo confieso…ante este altar) lo que indica como la confesión tenía lugar en la iglesia ante un altar, probablemente no un altar mayor, sino uno lateral. El penitente estaba a un lado de la cancela y el sacerdote en el otro. Los primeros confesionarios situados en una pared de la iglesia, pero siempre abiertos, se encuentran en Pisa en el siglo XIV.

Resultado de imagen de confesionarios antiguos

Después del siglo XI en muchas fórmulas del Confiteor recitado por el penitente se encuentra la frase: “ Confiteor…coram hoc altari sancto”(Yo confieso…ante este altar) lo que indica como la confesión tenía lugar en la iglesia ante un altar, probablemente no un altar mayor, sino uno lateral. El penitente estaba a un lado de la cancela y el sacerdote en el otro. Los primeros confesionarios situados en una pared de la iglesia, pero siempre abiertos, se encuentran en Pisa en el siglo XIV.

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San Carlos Borromeo en las normas diocesanas de 1565 determinó que las “sedes o cátedras penitenciales” se cerrasen por ambos flancos con paredes provistas de rejilla (celosía) El Ritual Romano de Paulo V acogió esta disposición y propagó de manera eficaz su difusión en Italia y fuera de ella, donde no llegaron a ser del todo adoptadas hasta el siglo XVII.

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En muchos lugares permaneció la costumbre de que los hombres y los niños se confesaran a cara descubierta por la parte anterior y sólo las mujeres lo hicieran por la rejilla. El motivo parece más que evidente.

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El arte barroco encontró en este nuevo elemento de los accesorios sagrados del templo un nuevo elemento para desahogar su virtuosidad creativa, creando confesionarios grandiosos y casi monumentales.


En otros lugares arraigó la costumbre de dar al confesionario una tipología de escaño judicial, para subrayar que el confesionario es el “tribunal de la misericordia divina” pero tribunal al fin y al cabo.


No faltaron nunca en las sacristías, reclinatorios y asientos para confesores




de manera que se facilitase la confesión de sordos o penitentes que requerían una confesión rápida o urgente, así como especiales confesionarios para religiosas de clausura (foto der.).






En los últimos decenios nuevos lugares para la administración de la penitencia han sido incorporados en los templos, con mayor o menor acierto artístico. Algunos ofreciendo la doble posibilidad de la anónima discreción del penitente o de un diálogo más tête-à-tête.

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