SACRISTÍA
No forma parte del conjunto litúrgico, juega un papel importante en la preparación del culto y en su digna realización
La sacristía (del latín sacre, sagrado) es el lugar donde se revisten los sacerdotes y donde están guardados los ornamentos y otras cosas pertenecientes al culto.
La sacristía mayor consiste en una habitación a modo de capilla que incluso puede tener un altar fijo. Debe ser espaciosa y se situará cerca del presbiterio o de la entrada de la iglesia.
Es habitual construirla detrás del altar mayor. Sería deseable que hubiese otra sala cerca de la puerta de entrada a la iglesia, para cuando haya procesión de entrada.
Los objetos necesarios para la misa guardados en la sacristía son, por ejemplo, hostias sin consagrar, cálices, casullas, agua, manutergio, etc. Suele estar cerrada al público aunque a veces es visitable como parte del conjunto monumental de una iglesia o catedral.
En especial es empleado por el párroco y demás oficiantes como lugar para realizar las preparaciones necesarias y para cambiarse antes y después de la misa. La sacristía está habitualmente al cargo de un sacristán.
El registro parroquial se conserva a menudo en la sacristía.
Las sacristías tienen habitualmente una pileta especial, el sacrarium, cuyo desagüe va directamente al suelo. En esta pileta se lavan los lienzos empleados durante la celebración de la misa y otros objetos utilizados durante la comunión.
Normalmente está situada dentro de la iglesia, pero puede encontrarse en una anexo o en un edificio separado (como en algunos monasterios).
En la mayoría de las iglesias antiguas la sacristía se encuentra cerca de uno de los retablos laterales o más habitualmente detrás o al lado del retablo mayor. En iglesias más modernas la sacristía se encuentra a menudo en otro lado, como la entrada de la iglesia.
Algunas iglesias poseen más de una sacristía, cada una de las cuales tendrá una función específica.
A menudo las sacristías adicionales son empleadas para el mantenimiento de la iglesia y sus objetos, como velas, etc.
En las iglesias cristianas de oriente, se emplea la parte de la iglesia donde se encuentra el altar, separada por el Ikonostasis, por lo que no existe la sacristía como tal.
Enología
El motivo central de la sacristía mayor puede ser un crucifijo o alguna otra imagen sagrada. Habitualmente, los clérigos y los ayudantes veneran esta imagen antes y después de las celebraciones litúrgicas.
Es conveniente que haya, para información de los celebrantes visitantes, una cartela con los nombres del Papa y del obispo diocesano, y con el título de la iglesia.
En la puerta de acceso a la iglesia debe haber una pila de agua bendita. También, junto a esta puerta, puede colgarse una campanilla para avisar al pueblo cuando una procesión vaya a hacer entrada en la iglesia.
Al diseñar o renovar una sacristía se deberían tener presentes los siguientes detalles:
- una mesa o un banco espacioso para extender los ornamentos, armarios y cajones grandes para guardar los ornamentos sagrados,
.una caja fuerte para los vasos sagrados y la llave del sagrario,
-un lavabo, toallas, un lavabo pequeño con desagüe directo a la tierra (sacrarium),
- un sitio donde guardar el pan y el vino para el sacrificio eucarístico,
- una estantería para guardar los libros litúrgicos, un reloj, un soporte para la cruz procesional,
- un sitio para reservar la Eucaristía durante las ceremonias de Pascua,
- y un armario o sitio decoroso para los santos óleos, si no se guardan en el baptisterio.
- Un espejo, para que los ministros y ayudantes puedan verse vestidos, es también importante que exista.
En la sacristía o cerca de ella, debe haber una zona para guardar y encender los incensarios.
En la sacristía se tendrán en cuenta los mismos principios de limpieza y de orden que son esenciales en el cuidado de la iglesia.
Habrá que tener un especial cuidado en la conservación de objetos decorativos, vasos sagrados y ornamentos que hayan sido heredados del pasado, excepto los de escaso valor que no vale la pena reparar o restaurar.
Quienes están en la sacristía, antes o después de la celebración litúrgica, deben guardar silencio o en hablar en voz baja.
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