Estructura consagrada al culto religioso, sobre la cual se hacen ofrendas o sacrificios.
En algunas civilizaciones antiguas, para designar un altar de piedra, se suele utilizar el término "ara" (plural aras).
La más conocida de ellas es el Ara Pacis de la Roma Imperial.
EN LA ANTIGUEDAD
En la Antigüedad un altar era, bien un lugar elevado o alto (en su origen simple montículo de tierra o de piedra), o una tabla colocada sobre unas gradas, en el que se depositaban ofrendas y/o se celebraban sacrificios a la divinidad.
En los comienzos del rito cristiano, el altar estaba constituido por una especie de mueble de madera, más o menos trabajada, que se podía desplazar para los oficios (los primeros lugares de culto no eran, necesariamente, lugares específicos dedicados al mismo).
ALTARES CATÓLICOS
El primer altar cristiano fu la mesa sobre la cual Nuestro Señor celebró su última cena, en el Cenáculo. Fue de madera.
De madera fueron también las que en Jerusalén, en Roma y en todos los sitios usaron los apóstoles y los primeros sacerdotes para el sacrificio eucarístico.
El Papa San Silvestre las prescribió de piedra. El único de madera, ahora en uso, es el antiquísimo altar papal de la Basílica de Letrán, que se supone fue el que usaron los primeros Papas, y quizás el mismo San Pedro
La Iglesia Católica los adoptó desde su origen para la celebración de la misa pero hasta el siglo III debió servirse de mesas comunes de madera (aunque no exclusivamente), según afirman los historiadores y se infiere de las dos que se dicen fueron utilizadas por San Pedro en Roma.
En las catacumbas de Roma se hallan indicios de cuatro formas de altares:
los portátiles o movibles, a modo de trípode o de mesa,
los fijos y aislados, que se componen de una lápida sobre un pie derecho en medio de un cubículum,
los adosados a modo de sarcófago aplicado a un muro, l
Desde la paz constantiniana, se construyeron altares de mayores dimensiones que los movibles y adosados, dándoles la forma de mesa rectangular sostenida por una columna central o por cuatro en los extremos. colocándolos en medio del ábside o presbiterio de las basílicas, siempre sobre algún sepulcro de mártir, hasta que en el siglo VII empezó a encerrarse en ellos sólo algunas reliquias de diferentes mártires, como hoy es costumbre.
Fue a partir del siglo IV cuando los altares empezaron a colocarse en el ábside de las basílicas, siempre sobre algún sepulcro de mártir, hasta que en el siglo VII empezó a encerrarse en ellos sólo algunas reliquias de diferentes mártires, como hoy es costumbre.
Los Altares Mayores están decorados, generalmente, con retablos más o menos elaborados, y que adquirieron su mayor relevancia durante la época gótica.
En los primeros siglos, el altar se situaba en el centro del presbiterio y el oficiante estaba de cara a los fieles; servía (sirve) para disponer, sobre él, los objetos rituales y de culto y para dar mayor relevancia
De esa manera el oficiante, un sacerdote, queda separado del resto de los asistentes al oficio y subrayar su contacto más directo con la divinidad.
En la religión cristiana, por ejemplo, se compone normalmente de una mesa donde el sacerdote ora y de una serie de elementos simbólicos como una cruz latina (con o sin la figura de Jesucristo), o una vela representando el principio y el fin con las letras alfa y omega.
Durante la Edad Media siguió el altar con las mismas formas descritas ya prismática, ya imitando un sepulcro, ya de mesa con una o más columnitas y casi siempre labrados en piedra, por lo menos, desde el siglo IV.
Desde el siguiente, se hicieron raras las criptas debajo del altar y entonces se colocaban reliquias en una pequeña cavidad abierta en el soporte central de la mesa o en ésta misma, envolviéndolas antes en un lienzo fino y encerrándolas en una botellita de vidrio o cajita de madera, sellada por el obispo consagrante del altar.
ALTAR MAYOR
Los altares de las primeras basílicas tienen un baldaquíno.
Un templete soportado por columnas que se solía situar cubriendo el altar mayor en las iglesias del medioevo.
El colosal elemento diseñado y ejecutado por Bernini, combina elementos escultóricos y arquitectónicos y alberga bajo su dosel al altar mayor de la basílica, que a su vez se sitúa sobre la cripta en que se halla la tumba del apóstol San Pedro.
La liturgia católica permite celebrar misas en cada una de las capillas de una iglesia, cada una con su propio altar, por lo que el principal recibe el nombre de altar mayor.
El altar mayor de cada iglesia continuó situado en el ábside principal o cabecera y en posición aislada. Pero al adoptarse los retablos en la época románica y sobre todo, al tomar éstos gran desarrollo en los siglos XIV y siguientes, se tuvo que adosar el altar en la mayoría de las iglesias, dejando de estar accesible por todos los lados
En una fecha , dificil de precisar, a lo largo del siglo IX. el altar va ser situado contra la pared.
En el Concilio Vaticano II, el altar vuelve a sus origenes, separado de la pared.
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